Novias sin Novios - Javier Navarro Marin - Marketing Córdoba / Lucena / Puente Genil
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Novias sin Novios

Novias sin Novios

Novias sin Novios

 

No suelo tirar mucho por estos temas de novios (bueno, alguno que otro sí, que ya nos vamos conociendo)… pero lo cierto es que en ocasiones la cosa clama al cielo y yo hace unos cuantos meses, viví en directo algún que otro problema sobre ello… y es que… ¡Qué mal está el mercado de la carne! Suele contarme una buena amiga… ¡No sabe bien la razón que tiene!

Cuánto tiempo tiene que pasar para que una cita esporádica se convierta en una relación en ciernes… y cuánto para que esa relación en ciernes, se convierta en un «nos estamos conociendo»… y para que una relación (aún por definir) se convierta en «otra cosa»… y como dirían los chicos de gomaespuma: «…y asín sucesoriamente». Miren que acaba siendo complicado eso de las relaciones en cuanto a la nomenclatura se refiere, más concretamente en cuanto a una nomenclatura en concreto: «novio o novia»… que cuando ya tienes una edad y sigues es estado de «búsqueda latente» cuesta decirlo más que… poner buena cara a tu dentista.

 

Recuerden cuando éramos tiernos infantes (algunos menos tiernos y algunos más infantes), cuando si una chica encadenaba más de dos frases era nuestra novia de toda la vida y una chica a la que hubiéramos tirado del pelo ya podía decir lo mismo de nosotros… ahora podemos encadenar todas las noches que se puedan imaginar tirando… también de lo que se puedan imaginar… y nada, que aunque nos crucemos por la calle a la tropa mayor de la familia, compañeros de trabajo y amistades, y nos pillen haciendo «un poco inocente intercambio de fluídos», o «revisión odontológica amateur», según como quieran verlo… Cuando pregunten a la mañana siguiente por la chica a quien no dejábamos respirar, la respuesta será siempre unánime: «Es una amiga»… Y luego nos extraña que no nos quieran presentar a nadie… ¡Pues será por si nos hacemos «tan amigos» como de esa chica!

 

 

Lo complicado que es todo entre el miedo al compromiso de un lado y el miedo al descompromiso de otro... Clic para tuitear

 

Este amistoso problema, la verdad es que es unisex, que como decía mi abuela: «en todas partes cuecen habas», pero tiende a afectar más a los chicos, que eso del síndrome miedo al compromiso lo llevan tatuado a fuego y se lo recuerdan cada vez que se ven en el espejo con un: «seguro que puedo conseguir algo mejor» sin darse cuenta que lo que dice el tipo reflejado de enfrente es: «pórtate bien antes de que se dé cuenta de lo que eres»… pero esos chicos no aprenden hasta que las leyes del mercado los dejan en su sitio: cuando no hay demanda, se acaban quedando de oferta.

 

También hay chicas (y por supuesto más chicos de los que creerían), que sufren el problema inverso, lo que se podría denominar síndrome del miedo al «descompromiso», ya saben a quiénes me refiero: esa gente que no sabe vivir si no son la mitad de algo. Los reconocerán porque en los restaurantes, cuando piden las especias, juntan a pares la sal y la pimienta por un lado y el vinagre y el aceite por otro, aunque vengan en un mismo paquete… y por supuesto cuando tienen pareja son los que se encargan de organizar excursiones, viajes… pero siempre en ordenados dúos.

 

Claro, todo esto se agrava por el manifiesto conflicto de intereses que acontece cuando chica y chico con dichos síndromes antagónicos se encuentran en un problema común: él quiere mantener abiertas todas sus posibilidades y ella, abrir todo el abanico de oportunidades que le brinda esa relación ¿Qué quién gana en estos casos? Obviamente pierden los dos, pero se sale con la suya el que mejor miente, a base de decir lo que el de enfrente quiere oír, con tal de obtener sus «privilegios de administrador»…

 

¡Ah! Se me olvidaba contarles cuál fue mi caso… bueno, pues digamos que sufrí a alguien que padecía un caso galopante del síndrome del «descompromiso»… y qué querían que hiciera… llamé a los chicos del Güines para el noviazgo más corto de la historia: 1 día, 3 horas y 27 minutos… pero no hubo suerte, la chica lo había batido dos semanas antes.

 

 (publicada en prensa y radio: 2012)

(Pincha arriba si te apetece oírla… Pero no me hago responsable)

Comentario anexo:

Otra por la que me llovieron comentarios… Y no precisamente palmaditas en la espalda, más bien empuñaduras, pero si quieren que les diga la verdad… Me sigo encontrando con casos así y me siguen contando «trajes» que quedan como un guante a lo que describo, así que, igual sigue vigente

Gracias por leerme!

Javier Navarro Marin

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